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Mostrando entradas de julio, 2013

Rincones sedientos

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            “Arrinconémonos en los confines innecesarios del mundo”.   Soñamos que nos perdemos y que no queremos ser encontrados pero en las ensoñaciones contemplamos a alguien que se adelanta, que se acerca en esa soledad perfecta que habíamos creado con tanto esmero y delicadeza. Y, por qué no decirlo, repleto de llanuras polvorientas. Alucinaciones o desvelos en la noche, cortinas que bailan con la brisa, esa compañera que se acerca y se aleja, como un amante en pecado.   Sortijas danzando, entonando melodías   con esa sobriedad que sólo la elegancia conoce. Surtidores de amor por los rincones donde habitan las pérdidas y las incertidumbres olvidadas. Es esa frescura nocturna la que nos hace desviarnos de los charcos del invierno. Inviernos permanentes en que recuperamos el sentido. O puede que lo perdamos…   Vibraciones solitarias que recorren el cuerpo, la vida, en las entonaciones de esa música, como un maremoto sorprendiendo.   Y desolaciones en las despedidas sedientas cuan

Desasosiego interno

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      Se estremeció al entrar en el que ya no sería su hogar; sus lágrimas no aceptaban lo acontecido, consumiéndose ante cada rincón donde no volvería a verla descansar sobre sus canas marchitas. Entornaba sus ojos, que ya no volverían a sentirla. Su presencia, en cambio, permanecía como humedad en la madrugada, impregnando su porvenir. Un desorden aleatorio; no regresaría. Oía voces oscuras creadoras de insomnio. Un halo de su ser quedó plasmado entre los cuadros y las servilletas en las que escribía su nombre, con tanta delicadeza, tan increíblemente absorta… Miró tras la ventana, ciega por los recortes de su alma destronada, y no pudo contemplar las flores sedientas, sinónimo de la desolación que la atormentaba, ejemplo fiel de su inesperada partida. Decidió, entonces, apenumbrar la casa y dejarse caer en la sombra. Buscó lo ilógico y se acomodó sobre ello. Entró en la ajena habitación para rotar en el espacio vacío, observando a su alrededor miles de universos formados p

Fuerza

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Con sus manos Rechazaba la señal De su risa. Con su cuerpo, El adhesivo de sus senos, Escondía. Con la locura Transmitía Suicida alegría. (Más allá Quedaría todo). Los valles roció Peñascosos Alimentándolos de vida. Halló la senda Del que admira. Sólo quiero Allí ir, Se empeñó En decir. Logrando lo ilógico: Restaurar la humildad. Horizontes En vertical; Su sed quebrada Volvió a sonar. De nuevo, Brotó su risa, Cascadas de humanidad.                                      Fuerza por Arantzazu Mora Bellido se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported .

Ante la eterna noche

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Razones enloquecidas o sinrazones… Desquebrajadas circunferencias del antaño desconcierto… Columnas salomónicas y noches en vela. Evolución de angustias bajo el cielo eterno. Borrones de color en el infinito universo. Rotaciones perdidas, cárcel de heridas del prófugo corazón. Perder los pasos que a ti me condujeron. Ese mismo manto negro permanece estrellado siglos después. Tormento de viejos amantes tras las cortinas. Recuerdos de mi ser y de aquél que fue... Desconciertos; nunca llegamos a nacer.                                                                    Ante la eterna noche por Arantzazu Mora Bellido se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported .

Hierático

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Hierática y fría sombra; todo lo domina. Entre verde y gris nacida; el peso le hace fuerte. Un traspié, un trasfondo; alma de muchos (corazón de pocos) Razón de vida, en pasos le esquivan; soledad que es guía. El agua le transforma dejando a la deriva; adorno y lejanía. Vientos del mundo unidos no pueden con él; su alma está muerta y su vida también.   Hierático por Arantzazu Mora Bellido se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported .